3 cosas que faltan en la enseñanza de UX

Joaquín Márquez
jmarquez.com
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4 min readAug 16, 2011

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Ahora que están surgiendo, por fin, alternativas para poder estudiar y aprender sobre experiencia de usuario, creo que es el momento de plantear algunos temas que veo que faltan en los planes educativos. Reviso los programas de los masters y cursos que se ofrecen y en todos echo en falta un componente de “vida real”, que permita a los futuros diseñadores/consultores/especialistas, disfrutar con su trabajo.

Es decir, toda la teoría relacionada con diseño y la historia del mismo está muy bien, al igual que aprender los nombres de los principales maestros y las filosofías detrás de cada movimiento. Sin embargo, nada de eso te prepara para trabajar con clientes, cumplir plazos o entender el correcto equilibrio entre negocio y utopía.

Personalmente pienso que habría que incluir herramientas y conocimientos que son de gran utilidad día a día:

  • Resiliencia: En psicología, la resiliencia es la capacidad que tiene una persona para poder afrontar situaciones adversas y superarlas. Dependiendo a quién leas o preguntes, la resiliencia tiene relación con situaciones límites altamente traumáticas (muerte de un ser querido, abandono, etc) o bien con situaciones más cotidianas que igualmente pueden ir minando al individuo. Y, a veces, como consultor, puedes necesitar altos niveles de resiliencia para afrontar proyectos que -de otro modo- serían frustrantes. Especialmente cuando pones toda tu ilusión en ofrecer soluciones y ves que poco a poco todo lo interesante o especial que has propuesto queda sepultado bajo las etiquetas de “esto no se puede”, “no me gusta” o “no acabo de verlo”. Esto es la vida real. Pasa con frecuencia y hay que aprender a lidiar con ello, sin perder la ilusión. No todos los proyectos son así, ni siquiera la mayoría, pero los hay que pueden derivar en algo parecido y si no sabes trabajar tu resiliencia, estás abocado a la frustración.
  • Gestión del tiempo: El trabajo del diseñador no es algo que puedas medir matemáticamente ni planificar en función de horas estrictas. Por eso siempre se planifica utilizando “estimaciones”. Porque un día tienes un subidón brutal y aportas soluciones brillantes y efectivas a multitud de problemas y, otro, simplemente no te sale nada. Es así y no hay nada que hacer, porque no trabajas en una cadena de montaje con tareas repetitivas. Ahora, si trabajas en una empresa donde hay más gente y que requiere ir planificando la carga de trabajo, esto puede hacer que se te vaya acumulando el trabajo o que tengas picos salvajes. La única forma de hacer frente a esto sin perder la cabeza, es ser muy disciplinado para saber organizar tu tiempo y ser flexible para priorizar tus tareas. Hay muchas técnicas, como la GTD, pero ninguna es infalible. La clave es aprender cosas básicas y crearte tu propia metodología y ser fiel a ella.
  • Presentación y hablar en público: ¿Hay algo peor que el miedo escénico cuando quieres contar tus ideas? Se apodera de ti una sensación de impotencia porque sientes que no estás expresando bien lo que has hecho, que no estás comunicando el valor de tus soluciones y que ese sudor frío que sientes en las palmas de las manos, lo está notando todo el mundo. Aprender a hablar en situaciones críticas -presentar una solución al consejo directivo de una gran empresa, defender una propuesta frente al típico jefe “yo-de-diseño-sé-una-barbaridad”- puede hacer tu vida mucho más fácil. Es tremendamente gratificante ver que consigues enganchar con tu audiencia y convencerles de cuál es la mejor solución para su proyecto.

Podrás decirme que todo esto deberían enseñarlo en cualquier universidad, cualquiera sea tu especialidad. Sí, al igual que más que enseñar teoría creo firmemente en un modelo más de tutoría y aprender “haciendo”. Sin embargo, en esta disciplina especialmente, es donde estoy viendo más casos de buenísimos profesionales que van perdiendo fuelle y desarrollando un sentimiento de “nadie me entiende” y, peor aún, “estos no tienen ni puta idea”. Y esto último es lo que me parece más grave.

Cuando te sientes que vives en un entorno hostil o inferior a ti, la probabilidad de caer en una depresión es altísima. Porque puedes llegar a cuestionarte si realmente debes dedicarte a esto o estar cambiando constantemente de empresa, posición o, incluso, de país. Siempre en búsqueda de una felicidad ficticia, de ese ideal que ves en los libros o en conferencias tremendamente inspiradoras pero muy peligrosas si se toman como un reflejo de la realidad.

Todos los trabajos, empresas, clientes y proyectos, tienen sus propias miserias y saber enfrentarlas, trabajar con ellas y seguir ilusionado, es clave para ser feliz.

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